Sol General
por: Darío Vera
Aunque siempre tengo un punto de vista que expongo y defiendo, trato de entender la óptica con la que otras personas reflexionan acerca de sus situaciones particulares, al final ni la vida y menos el fútbol son una ciencia exacta.
Cinco partidos, un triunfo, dos derrotas y dos empates, cuando restan todavía nueve juegos por disputarse, pareciera no ser una cosa tan alarmante si lo vemos así de simple y justamente creo que esa es la mirada simplista que hoy tiene a Héctor Hugo Eugui Simoncelli entre la espada y la pared.
El técnico uruguayo ha optado por ver el vaso medio lleno, observando únicamente las virtudes que cree encontrar en el funcionamiento de su equipo y de sus jugadores.
Donde él ve garra, la afición ve impotencia; donde él ve lucha, la afición ve desesperación; donde él ve entrega, los fanáticos ven frustración; donde él ve proceso, la gente ve incompetencia.
Mientras que Eugui pide empatía a la afición, a él se le ha olvidado ser empático con los fanáticos; mientras que al entrenador le duele que lo abucheen, a él parece no importarle el dolor de la afición que se siente lastimada porque hoy otra vez un técnico no puede sacar del hoyo a sus Correcaminos.
Ver la historia de un solo lado tiene hoy a Eugui en la cuerda floja y todo indica que no hay quien lo salve… solo sus jugadores.
Mañana a las 6 de la tarde en la cancha del estadio “Coruco” Díaz, la sentencia se emitirá y su fallo será inapelable: gana, se queda; pierde, se va.
Anoche mismo al terminar el juego de basquetbol entre Correcaminos y Dorados de Chihuahua, el rector Dámaso Anaya Alvarado, sostuvo que tras el juego contra Atlante se hará una evaluación.
A principio de semana, el director deportivo, Ricardo Chávez Medrano, expuso en el mismo sentido que ya tenía vistas opciones por si la derrota y la evaluación de esta arrojaban la necesidad de un cambio.
Ayer por la tarde, en entrevista con Javier Garibaldi no eludió y dijo: sólo los resultados sostendrán al técnico.
“Tuve un ídolo y se me cayó, no tuvo capacidad ni de responderte, al señor se le respeta por lo que hizo cuando estuvimos en Primera, pero hoy no hay ni cómo defenderlo”, fue uno de los tantos mensajes que me llegó después del juego ante Tepatitlán el viernes pasado cuando el charrúa huyó de la sala de prensa.
Minutos antes la tribuna cantaba en coro pidiendo su salida.
Eugui está en un callejón sin salida y parece que abandonado.
Si la garra que tanto presume de sus jugadores, no se presenta mañana en Zacatepec, acá en Victoria sus maletas estarán listas.
El tiempo parece agotarse para el uruguayo y hoy, es evidente, ya no hay quien lo defienda.

