EL MESÍAS
Juan Antonio Torres Carrillo
El significado de la palabra “mañanera”, actualmente, de acuerdo con la Real Academia Española (RAE), tiene dos significados “madrugadora” o “perteneciente o relativo a la mañana”.
Podemos abordar, hoy por hoy, el análisis de “la (s) mañanera (s)” como modelo de comunicación, como instrumento de comunicación e, incluso, como fenómeno de comunicación social, político y cultural de nuestro país.
Lo cierto es que, tanto el modelo como el instrumento, han resultado inobjetablemente eficaces y eficientes para el diseño como para el fortalecimiento de la Cuarta Transformación, incluido el Segundo Piso.
El modelo de la mañanera, sin duda alguna, que en la actualidad, es el arquetipo de comunicación política, a grado tal, que ha sido, y sigue siendo, imitado por gobiernos estatales y municipales morenistas a lo largo y ancho de nuestro país.
Como instrumento diseñado con el fin de lograr una comunicación política, por supuesto, que ha sido rentable, pues se encargó, y se sigue encargando, de dictar, y de manera sostenible y sólida, la agenda nacional.
Es decir, subsistió al rigor y a las vicisitudes (incluida la pandemia) del sexenio pasado y sigue vigente, y protagónicamente, con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en la construcción del Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
El fenómeno e impacto mediático registrado y acumulado por las mañaneras, en favor de Morena y sus afines y en contra de las corrientes ajenas, ha sido tan brutal como demoledor que al tiempo se fortalecieron más los primeros y se debilitaron más las últimos.
Las mañaneras se han constituido, incluso, como parte de la identidad misma de los gobiernos de la transformación, pues, no sería posible concebir o abordar la llamada Cuarta Transformación prescindiendo de las, ya famosas, mañaneras.
Por ello, definitivamente, la Real Academia Española debe considerar a nuestro acervo lingüístico, a las dos concepciones existentes y precisadas inicialmente, una tercera concepción de “mañanera”, cuyo significado se reporta desde nuestra actual realidad mexicana, que bien podría ser “el modelo y evento de comunicación social, política y cultural encabezado por el titular de un gobierno y realizado en la mañana”.
Es decir, atendiendo a que “la (s) mañanera (s) se revelan como parte trascendental de la cultura política y social de México”, por tanto, ha llegado el momento de que la RAE considere incluirla, al menos, como “mexicanismo”.
Las mañaneras no se van, llegaron para quedarse como parte de nuestra historia y cultura, pues su radio de influencia es incuestionable y no hay modelo más efectivo que pueda competir y ofrecer tales resultados políticos.
En conclusión, la (s) mañanera (s) constituye parte de la cultura política y social de las y los mexicanos, con independencia del ADN transformador, por tanto, toca el turno a la RAE de considerarlo e incorporarlo mediante una tercera concepción y definición, y como parte de nuestro testimonio histórico.