Alejandro Paz/La Expresión.
Ciudad Victoria. – Un reporte interno de la Comisión Estatal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Coepris) desmiente lo dicho por las áreas de Epidemiología y Comunicación Social de la Secretaría de Salud de Tamaulipas al confirmar que fue la manipulación y la falta de certificados médicos de los preparadores de alimentos la causa de intoxicación en más de 20 alumnos de una primaria.
El caso fue reportado la mañana del lunes por empleados del Centro de Salud del ejido La Libertad después que maestros y padres de familia se alertaran porque varios de los alumnos de la escuela Primaria “Pedro José Méndez” presentaban síntomas de calambres, dolor estomacal y sudoración fría después de consumir el desayuno.
Al ejido acudieron unidades de emergencia de Cruz Roja Mexicana, Protección Civil Municipal y Estatal, quienes después de una evaluación pre hospitalaria decidieron trasladarlos a tres nosocomios de la localidad.
De acuerdo con un comunicado oficial en total fueron 21 niñas y niños los que fueron atendidos en el Hospital Infantil, Hospital Civil e ISSSTE.
Por su parte, el director del Hospital Infantil, José Daniel Llanas Rodríguez informó que los menores fueron atendidos en el área de urgencias mediante estudios médicos y fueron dados de alta con receta médica y la recomendación de cuidados de higiene.
Llanas Rodríguez explicó que un alimento en mal estado puede desarrollarse mediante organismos y microorganismos “explosivos” que producen toxinas y en el cual el receptor empieza a sentir de inmediato vómito, dolor y diarrea.
También mediante intoxicación donde las personas se enferman de forma simultánea y la última manera es que las vías digestivas se ven invadidas por las toxinas y llevan hasta 10 horas para manifestarse, dependiendo de la edad de la persona y su estado físico.
“No todas las personas, que, en un momento dado, consumen un alimento que está contaminado o echado a perder no todos se enferman”, declaró.
El medico consideró que también podría existir una especie de sugestión en la que otra persona cercana, pueda pensar que tiene la misma sintomatología, pero aclaró que sería en 72 horas en que se determinaría lo que habría ocurrido en la mencionada escuela.
Aunque 48 horas después con la autorización de la directora de Comunicación Social de la Secretaría de Salud, Irma Lucia Zambrano Martínez, el jefe del departamento de Epidemiología, Daniel Carmona Aguirre se adelantó para declarar que se habría tratado de una crisis sicológica colectiva.
A pregunta expresa sobre si la causa habría sido porque se asustaron al presenciar una crisis convulsiva de un compañero de estudios, respondió: “Todo indica que sí, pues la tarde del lunes y la mañana de este martes dimos seguimiento puntual a los menores y no presentaron mayores problemas de salud. Ante esto, se decidió enviar un grupo de psicólogos para que aborden esta situación una vez que se agotó el tema médico”.
Pero 72 horas después un reporte interno de la Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Coepris) al que periódico digital La Expresión tuvo acceso desmiente la versión del epidemiólogo.
“Le informamos que en base a las pruebas realizadas en el laboratorio a las muestras de los alimentos y de acuerdo a los resultados emitidos por la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS) se determinó que existieron malas prácticas en la manipulación de los alimentos por parte de quienes los prepararon”, dice textualmente el informe.
La Coepris exhibe que la constancia de buenas prácticas de higiene con que cuenta el plantel fue expedida el dos de mayo de este año.
Sin embargo, comprueban que los manipuladores de alimentos carecían de certificados médicos, aunado a que la última visita de verificación ocurrió el 18 de octubre del 2018, teniendo como dictamen el fechado el 21 de noviembre del 2018.
El mismo documento refiere que entre la evidencia recabada se analizaron los chilaquiles, frijoles molidos, además de una crema marca “Lupita” y queso fresco marca “Marsella”.
La inspección sanitaria incluyó agua de garrafón, el agua de los bebederos que se encuentran conectado a la red de agua potable de la comunidad y el agua de tinaco que tiene el plantel educativo.
Incluso mencionan que los productos utilizados se encontraban dentro de vigencia de caducidad.
Otro dato que mencionan en su escrito es que los alimentos son preparados en leña en un asador al aire libre.