Redacción/LaExpresión
CIUDAD VICTORIA. —En la familia Ramírez Muñiz, valores como el amor, la fortaleza, la esperanza y la solidaridad; son practicados de forma diaria para que el pequeño Elliot libre una dura batalla para recuperar su salud.
En medio de esta difícil situación, una historia paralela se hilvana y merece ser contada, por ser el lado humano y subsidiario de la delegación de Tránsito, a cargo de Javier Córdova González, Dependencia que en ocasiones ha sido duramente criticada…
Como todos los días, Raúl Ramírez Muñiz sale de su casa junto con los primeros rayos del sol, para cumplir el turno en su primer trabajo. En casa se queda la familia, entre ellos su principal motivación y el motor que lo impulsa para no rendirse, que es el pequeño Elliot.
A sus seis años Elliot pone muestra de entereza, que hace poner a toda la familia de pie, pues libra una batalla contra el cáncer que no les permite rendirse.
Hace unos meses, Raúl pudo adquirir una motocicleta a crédito en Coppel, lo que les facilita movilizarse para ir a las quimioterapias, poder cumplir con sus dos trabajos, así como llevar a otro de sus hijos a la secundaria y hasta para ir a la farmacia por medicamentos.
Desde hace un año, Elliot fue diagnosticado con un tipo de cáncer en la sangre, noticia que sacudió a su papá y revolucionó la vida de la familia, ya que tuvieron que mudarse de Valle Hermoso —donde residían—, para vivir en Victoria, pues las quimioterapias las recibe en el Hospital Infantil.
Apenas ayer, para suerte de Raúl, se topó con un operativo de la Guardia Estatal y de la Dirección de Tránsito, donde su moto le fue retirada debido a que no portaba placas.
La difícil situación económica que enfrenta la familia para salir adelante permite entender que Raúl no había podido cumplir con los derechos vehiculares de la unidad ligera.
EN MEDIO DE LA DESESPERACIÓN, LLEGA LA AYUDA
El caso trascendió a las redes sociales, lo que le ayudó a visibilizarlo, por lo que este miércoles, desde temprana hora, acudió en compañía del gestor social, Darío Vera, a las instalaciones de la Dirección de Tránsito y Vialidad, para exponer su situación y ver la forma de resolverla.
La Delegación de Tránsito, a cargo del secretario de Seguridad Pública municipal, Javier Córdova González, le informa que para serle entregada su motocicleta requiere tener las placas para volver a circular.
Detalla el Funcionario que de acuerdo con artículo 114, tiene un plazo de diez días, al igual que todos los motociclistas a los que se les retuvo su vehículo.
Para adquirir las placas y la licencia de manejo, el trámite que se realiza en la oficina fiscal y tiene un costo de 870 pesos de las placas y 800 pesos más de la licencia.
Al conocer el caso de Raúl y su lucha para sacar adelante a su familia, situación que fue explicada por Darío Vera a José Luis Arroyo Negrete, éste le asigna el caso al oficial Benny Hernández, para darle seguimiento puntual.
Un corazón generoso de un alma caritativa les apoya cubriendo el gasto de los dos trámites; un verdadero gesto de humanismo, para que la economía en casa no se vea afectada.
Elliot acompaña a su papá en todo momento y es así como Darío Vera traslada a la familia a la Oficina Fiscal para realizar el trámite de la licencia y las placas.
“Ya hasta me dio hambre”, dice Elliot sin pena alguna, lo que rompe el silencio y lo convierte en risas durante el momento de espera en lo que el sistema da de alta la moto de Raúl.
Se peina para la foto de la licencia y salen todos felices con sus láminas nuevas, listos para ir a emplacar la moto y volver a rodar en ella.
Raúl Ramírez es un hombre joven y entusiasta. Nació en San Fernando hace 31 años y en la búsqueda de una vida mejor encontró su horizonte en Valle Hermoso, donde por un tiempo fue empleado de una fábrica manufacturera que tuvo que cerrar sus puertas y lo liquidó, esto hace dos años, antes de saber el diagnóstico de su hijo.
En ese momento la vida le dio otro golpe, su mamá también fue diagnosticada con otro padecimiento que la postró en cama. Meses después llega la noticia sobre Elliot y requiere cambiar su domicilio a Victoria.
Por seis meses ininterrumpidos vivieron en el albergue del Hospital Infantil, pues la salud de su pequeño hijo así lo ameritaba; un mes completo en terapia intensiva y los cinco restantes en intermedia.
Actualmente rentan, pues no se pueden ir de Victoria para recibir las quimios. A pesar de la adversidad, la familia ha encontrado corazones generosos que les han ayudado a sobrellevar la situación, particularmente la asociación “Voluntad Contra el Cáncer” y también “Tías de Corazón”, quien en todo momento ofrecen alternativas para costear o conseguir los medicamentos que Elliot necesita.
La señora Briseida Barbosa, mamá de Elliot, se dedica a cuidar de sus dos hijos aquí en Victoria y además tiene una mayor en Valle Hermoso que actualmente cursa la preparatoria.
Raúl por las mañanas es guardia de seguridad en una empresa privada y por las tardes trabaja en una taquería. Trabaja los siete días de la semana y busca un tercer empleo para aliviar la carga en casa.
“Me quedan unas cuantas horas libres entre las tres y las siete de la tarde, creo que hay una oportunidad de promotor o de vendedor, lo que sea es bueno porque si nos la vemos complicado”, asegura con un tono de voz que más allá de reflejar desesperación, habla de la paciencia y resiliencia de un hombre que no tiene otro camino más que ser fuerte y ver por los suyos.
Hoy, de lo que parecía un trago amargo por mera burocracia o por lo que aparentemente era un acto únicamente sancionatorio, encontró el lado bueno de los victorenses: una Dirección de Tránsito que le ayudó a regularizar la situación de su motocicleta, placas y licencia en regla, para ya no ser sujeto de un acto de molestia.
A partir de hoy Raúl tendrá que ocuparse de manejar bien, de portar su casco, pero sobre todo de no rendirse, de nunca bajar los brazos y seguir luchando pues Elliot lo necesita, para juntos ganar la batalla más importante: seguir disfrutando la vida.
PARA CONTACTO VÍA WHATSAPP
+52 894 121 0890
Sra. Briseida Barbosa
Mamá de Elliot

