EL MESÍAS
Juan Antonio Torres Carrillo
De acuerdo con el sistema jurídico mexicano, los partidos políticos se constituyen como las organizaciones de interés público que tienen como objeto promover la participación de la ciudadanía en la vida democrática de nuestro país.
Cierta e indiscutiblemente, a la luz de los derechos humanos, es factible aspirar a cargos de elección popular vía candidatura independiente; sin embargo, los partidos políticos, particularmente, por sus bondades estructurales y organizacionales, se constituyen como el mecanismo principal, y por excelencia, para acceder a los referidos cargos públicos.
Bajo ese contexto, la existencia de las organizaciones políticas, sin duda alguna, representa una piedra angular en la vida pública, económica y cultural de nuestra sociedad.
Por lo anterior, recientemente, ya se registran diferentes personalidades de nuestro país, como la excandidata presidencial Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz; el actor y productor, José Eduardo Verástegui Córdoba; o la propia exalcaldesa de Cuahutémoc, Sandra Xantall Cuevas Nieves, por citar algunas, que han expresado, públicamente, su interés en trabajar rumbo a la creación de un nuevo partido político nacional.
No obstante lo anterior, en esta ocasión, abordaremos el tópico de la creación de una nueva franquicia política, a partir de la intención de las huestes oficiales, pues, los movimientos de dicha corriente, según advertimos, se presentan más sólidos y, seguramente, con resultados a muy corto plazo.
De hecho, la creación de un nuevo partido político nacional, ya se entiende, y está calculado, como parte del diseño y la necesidad histórica de la construcción del segundo piso de la llamada transformación de México.
Es decir, una corriente cercana a la presidenta de la República Claudia Sheinbaum, ya dicta los movimientos que comunican de forma evidente, como parte de la nueva dimensión política nacional, las acciones preliminares propias de la creación de un nuevo partido político en el país.
En efecto, los propios equipos cercanos a la presidenta de nuestro país, algunos discretamente y otros de manera más abierta, reconocen que los efectos propios del desgaste de Morena, tarde o temprano, acusarán factura por el solo paso del tiempo, pero, también lo harán a virtud de la condición misma de partido hegemónico de los últimos años en México.
Además, se torna muy difícil, por no decir imposible, mantener en calma las aguas y corrientes internas de Morena durante toda la actual administración federal, dada la propia condición humana, sumada a la diversidad de liderazgos que confluyen y cohabitan en esas aguas profundas.
En definitiva, por instinto político, por razones históricas o por motivos estratégicos, lo cierto es, que los movimientos y códigos del momento político nos anuncian la conformación del que pasaría a ser considerado como “el séptimo partido político” de la escena nacional, el cual llegaría con ADN transformador, con independencia de las eventualidades.
En conclusión, una corriente nacional afín a la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, cuyos nombres y rostros serán cada vez más visibles, ya trabajan en la creación de un nuevo partido político nacional, con el objeto de ampliar los espacios en favor de la hegemonía vigente y reducir, todavía más, el margen de maniobra de la casi extinta y “supuesta” oposición…